jueves, 27 de abril de 2017

La industria de la violación

Soy miope de solemnidad. No exagero, llevo nueve dioptrías en cada ojo. La borrosidad de mi visión es directamente proporcional a la nitidez del recuerdo de la primera vez que observé el mundo tras mis gafas graduadas. Fue impactante y desconcertante, infinidad de detalles que antes no existían se agolpaban ante mi vista: pliegues, fisuras, todo tipo de texturas, los poros y el vello, lunares y manchas, la letra pequeña, el carmín en los dientes y el moco rebelde en las cavidades nasales... Podía ver todo aquello que hasta el momento había sido invisible para mí. Una experiencia similar es el descubrimiento del feminismo. Cuando te pones las gafas del feminismo, empiezas a distinguir con claridad todas las situaciones de discriminación que sufres como mujer y que antes identificabas como el estado normal de las cosas. La perspectiva feminista cambia completamente el modo de ver todo: las relaciones familiares y de pareja, las relaciones laborales, el sistema educativo y sus contenidos, las produccciones artísticas y culturales, las tradiciones, la historia, las ciencias... TODO. Porque precisamente nada ha quedado fuera de los preceptos organizativos patriarcales. Y cuando por fin una se ha graduado la visión de género, las imposiciones y coacciones del patriarcado son tan chillonas que hacen doler la vista. Una nunca olvida el día que descubrió que vivía en "Patrix".

Sí, ese abrir los ojos duele: duele descubrir que te han subestimado, acotado, excluído o se han burlado de ti sistemáticamente por el hecho de ser mujer, incluso personas a las que quieres o por las que has sentido admiración o aprecio; darte cuenta de que en muchas ocasiones has aceptado esos límites o te los has autoimpuesto de forma desapercibida. Sí, se te pasa toda tu vida por delante y se te agolpan con rabia todos esos episodios que en su momento no identificaste como una injusticia, abuso o discriminación; situaciones que ya habías olvidado o a las que no les habías dado importancia alguna. Repasas la lista de tu ex novios y ¡oh!, sorpresa, casi todos te han chantajeado emocionalmente, controlado tus decisiones e incluso agredido física o sexualmente. Te indignas por la cantidad de tiempo que has malgastado intentando agradar a los demás, preocupándote obsesivamente por el bienestar ajeno, sintiéndote culpable por no preocuparte lo suficiente. Te cabreas porque has caído tú también, tan formada académicamente y tan liberada que te considerabas, en las trampas del culto a la imagen y del amor romántico. Te atormenta la infinidad de veces que has dicho sí cuando hubieras querido decir no. Te alarma lo difícil que te resulta discernir si has decidido hacer algo, lo que sea, porque era lo que realmente querías/ te gustaba o porque era lo que se esperaba de ti. 

Las gafas hiperrealistas del feminismo producen mareos al evidenciar en un golpe de vista todo el machismo y la misoginia que hasta ahora nos pasaban inadvertidos: la brecha salarial, la feminización de la pobreza, la segregación profesional, el acoso laboral, el paternalismo y el mansplaining, la invisibilización de la mujer en la transmisión de la historia, la represión sexual, los cánones patriarcales de belleza, la imposición de los cuidados y del trabajo doméstico como deber femenino, la cosificación, la violencia de género y el feminicidio, la cultura de la violación, la patologización de las emociones, el gaslighting... Despertamos y vemos que hasta el momento lo que nos parecía LO UNIVERSAL era solo LO MASCULINO, y que nuestra posición está subordinada a la de ellos siempre y en todo lugar.

Por eso me llama poderosamente la atención que haya gafas feministas más eficaces que microscopios ante cualquier viso de dominación patriarcal, diligentes lupas para los micromachismos, que no identifiquen la prostitución como una de las más brutales formas de violencia contra la mujer y como la perpetuación a través de la institucionalización económica de la subordinación sexual al hombre, hasta el punto de que haya voces desde dentro del feminismo que la defienden como "trabajo sexual" y hasta como una vía más de empoderamiento. No sé si estoy usando la graduación adecuada, pero yo veo una contradicción insalvable entre denunciar la cultura patriarcal de la violación y ser indulgentes con la industria de la violación que es la prostitución. Cómo es posible que señalemos que las mujeres sufren a menudo violaciones socialmente aceptadas, como cuando hemos mantenido relaciones sexuales con una pareja por un sentimiento de obligación o por no afectar a su autoimagen de virilidad, o como cuando hemos expresado consentimiento pero bajo algún tipo de coacción en el contexto de una relación de poder o situación de vulnerabilidad; y sin embargo sea tan difícil de hacer entender que el putero (ese al que se insiste en nombrar eufemísticamente como cliente o consumidor de prostitución) no es más que un violador socialmente aceptado y la hipérbole de la masculinidad patriarcal. 

Cuando mantenemos relaciones sexuales en un contexto de obligación, sea el que sea, como el de necesidad económica, nos están violando. Como feministas hemos comprendido que dentro de las estructuras de poder del patriarcado y de sus patrones cutlurales, todo hombre es un violador en potencia. Si hemos entendido esto, ¿por qué somos tan permisivas con la conversión de la violación en modelo de negocio? Un putero no es un violador en potencia, es un violador en serie, la cima del ejercicio de poder patriarcal para acceder sin limitaciones a nuestro cuerpo con fines sexuales. Porque no nos engañemos, un putero no paga por un servicio, ni por disponer de nuestro tiempo, como en cualquier otro trabajo: pagar por interrumpir nuestra autonomía para hacer uso sexual de nuestro cuerpo a su antojo. Paga para obtener nuestra sumisión y teatralizar su poder masculino.



Cuando una feminista ha aprendido qué es la sororidad y la ha aprehendido, le aterra que la acusen de competir con otras mujeres o de discriminarlas igual que haría un machista. Lo último que quiere una feminista es reproducir acríticamente comportamientos machistas. El regulacionismo nada y pesca precisamente en la división del feminismo: sacraliza e idealiza la idea de libertad y acusa a quién no comulgue con él de "putófoba", de estigmatizar a las prostitutas, de desempoderarlas por utilizar el término "prostituídas", de culpabilizar y criminalizar a las mujeres que ejercen las prostitución. En el momento histórico en el que vivimos, en el que el matrimonio de conveniencia entre patriarcado y el capitalismo neoliberal atraviesa sus años dorados, las posturas abolicionistas o simplemente críticas con la prostitución son más impopulares que nunca. Hay mucho dinero en juego y el lobby del proxenetismo, mafias incluidas, y sus industrias adyacentes, como la pornográfica, son conscientes de ello, y no han dudado en gastar todo su arsenal en un lavado de imagen internacional del crimen organizado. Se habla de la libertad de ser prostitutas, de putas autónomas y feministas, se glamouriza la prostitución y se centra el discurso en las escorts/prostitución de lujo, se ahonda en la falacia del dinero fácil, se intenta separar interesadamente la trata ejercida por las mafias de la prostitución y sobre todo, se invisibiliza al putero.

Y es que estoy convencida de que existen mujeres que realmente se consideran feministas capaces de defender la prostitución como un opción laboral y vital más porque en el fondo nadie que no haya estado en ese mundo de primera mano sabe de qué está hablando cuando habla de prostitución. Aunque el discurso regulacionista insiste en que las prostitutas son sujetos libres y no objetos y en que son las abolicionistas las que cosifican y deshumanizan a las mujeres que ejercen la prostitución al asumir que todas están siendo sometidas, y hablan de dar voz a las prostitutas; precisamente el problema reside en la omertá reinante acerca de en qué consiste lo que llaman "trabajo sexual", en que sólo se da representación mediática a un perfil muy concreto y minoritario de prostitutas y en la eliminación absoluta del putero de la ecuación. 

Si se hablase de qué piden los puteros, si los testimonios de las supervivientes de la prostitución tuvieran la misma difusión que los de las prostitutas libres que supuestamente se sienten realizadas, si no se obviasen las consecuencias emocionales/psíquicas y físicas y que gran parte de las prostitutas recurre al alcohol y las drogas para hacer su "trabajo" más llevadero, si no se silenciasen los estudios que evidencian que la mayor parte de las prostitutas han sufrido abusos o agresiones sexuales antes de dedicarse a la prostitución y normalmente en edades tempranas, si nos dejásemos de eufemismos y de esos tabúes sexuales que supuestamente denuncian las feministas liberales y hablásemos clara y meridianamente de lo que puede incluir la jornada laboral de una prostituta (tragar semen, que te eyaculen en la cara, que te hagan vestirte de niña o caminar a cuatro patas imitando a un perro, que te introduzcan objetos en el coño, fisting, que te insulten o te escupan para excitarse, que orina y heces entre en juego... sí, las felaciones y el sexo anal palidecen ante la variedad de demandas del sexo patriarcal), sería más difícil banalizar la prostitución y no definirla como lo que es: violación a cambio de dinero. 

Os animo a entrar en cualquiera de los múltiples foros masculinos de Internet en que, bajo el manto del anonimato, los hombres comparten sin tapujos sus experiencias con prostitutas. Tras unos minutos leyendo, ese imaginario de servicio caritativo en el que los hombres van mayoritariamente a los burdeles a contar sus penas a las prostitutas, o son cervatillos asustados que solo pretenden perder la virginidad o el miedo escénico o maridos que buscan el cariño/atención que sus mujeres no les prestan; y comprenderéis que la inocuidad del concepto cliente no se ajusta a la realidad. Los puteros son intrínsecamente misóginos, muchos de ellos sádicos carentes de empatía y que se excitan con el dolor y la humillación ajena, y todos han aprendido desde la cuna a deshumanizar a las mujeres y se consideran en el ejercicio de un supuesto derecho legítimo: el de que las mujeres les proporcionen placer sexual. Por algo se han socializado en el patriarcado. Ellos son los putófobos, los que estigmatizan y cosifican a las putas, los que les preguntan en tono déspota cuánto cuestan como si fuesen productos, los que a menudo intentan sobrepasar los límites consensuados previamente, los que disfrutan ejerciendo su poder, los que regatean el precio o intentan estirar el tiempo pactado, los que siguen adelante aunque les hayan dicho que no, los que catalogan a las mujeres comparándolas con animales, modelos de coche, tipos de comida.

Quien defiende la regularización de la prostitución con el ánimo de mejorar las condiciones laborales de las prostitutas, centrando el problema en la precariedad laboral, peca de ingenuidad o de cinismo. La regularización no quitará el poder absoluto al putero una vez se cierra la puerta tras la que la prostituta se queda sola, no borra el marco de referencia patriarcal, no deja de ser violación y sometimiento, no deja de reproducirse el patrón de que la mujer está para satisfacer sumisamente los deseos y necesidades masculinas. Incluso en el hipotético (más bien "platónico" en el sentido peyorativo de la palabra) caso de que una prostituta ejerciese de forma totalmente libre sería estadísticamente imposible que ninguna de las relaciones sexuales mantenidas durante la jornada de trabajo no fuese forzada por las circunstancias y, por lo tanto, una violación. Sabemos la huella emocional que deja un abuso sexual de cualquier tipo. Calculad cuántos puede llegar a sufrir una prostituta a lo largo de su "vida laboral". Insisto, legitimar la industria de la violación es lo contrario al feminismo. Un mínimo de honestidad intelectual (u honestidad, a secas) pone de manifiesto que la gran demanda de prostitución no se cubriría con esa minoría de "prostitutas libres", y que la regularización y su legitimación aparejada no haría más que aumentar esa demanda, abocando a más mujeres a ser traficadas y esclavizadas.

Por supuesto que todo trabajo asalariado conlleva explotación, y en muchos las trabajadoras y trabajadores exponen su integridad física y emocional y llegan a sufrir maltrato y violencia. Pero en todo empleo hay una línea definida que separa la tarea a realizar de lo que la excede, que diferencia trabajo de acoso, humillación o abuso. En la prostitución, queramos verlo o no, se compra el abuso y sometimiento sexual. Si la masculinidad es reconocida con una situación privilegiada en cualquier contexto dentro del patriarcado, no puede serlo menos en la prostitución, que es intrínsecamente un privilegio masculino. La prostitución exacerba los roles de género, y ahonda además en la explotación de clase y racial y en la transfobia (las prostitutas pobres e inmigrantes son mayoría aplastante y la prostitutas transgénero viven más a menudo situaciones de vejación e intensa violencia física por parte los puteros).

La ideología patriarcal ve la prostitución como un fenómeno natural y por lo tanto, inevitable. No es así, el sexo patriarcal y sus consecuencias son fruto de esa ideología, otro sexo es posible, basado en la reciprocidad, en el respeto y el placer mutuos, en la autonomía y la equidad entre los implicados. No existe un derecho natural a obtener sexo con otras personas, si no encuentras a nadie que espontáneamente quiera mantener relaciones sexuales contigo, existen alternativas para aliviar el impulso sexual que no pasen por violar o comprar mujeres (mastúrbate y ahorra tu dinero y sufrimiento a la humanidad). Y es que la clave está en hacer volar por los aires esos patrones de actuación y de comportamiento sexual patriarcales, sólo de ese modo la demanda desaparecería. En una sociedad no patriarcal no habría cabida para la industria de la violación. Habrá que empezar por sacar a los puteros de su zona de confort y ponerlos bajo las gafas graduadas del feminismo. Señalémoles sin miedo como lo que son: violadores y criminales.


12 comentarios:

  1. Me ha gustado mucho tu artículo. Enhorabuena. Pero si me permites, pienso que el término violación aplicado a la prostitución puede llevar a callejones sin salida conceptuales, a contradicciones insalvables,aunque voy a tratar de solventarlos a medida que avance mi argumentación. Me explico: si entendemos que la prostitución,como modus vivendi, o actividad profesional, es violación en todos los casos, siendo su rasgo definitorio ( el de la violación) el ser una mera relación sexual no deseada, aunque no haya violencia física de por medio, ni resistencia, entonces se podría contrarguir que entonces el trabajo asalariado no deseado, pero realizado por necesidad económica, como es el caso de la prostitución cuando no media la coacción física o la amenaza,sería trabajo forzoso, y que por lo tanto violaría también los DDHH. Pero nadie plantea abolir el trabajo por cuenta ajena, por mucho que no sea deseado. Esta respuesta la he visto en las redes ya, desde posiciones pro regulacionistas. Mi respuesta a la cuestión sería que el trabajo asalariado es siempre por definición retribuído, y que sería precisamente su no retribución lo que violaría los derechos de los trabajadores. Además el trabajo asalariado o no , como medio imprescindible de subsistencia, no pertenece al mundo del ocio por definición, a nadie le gusta ir a trabajar todos los días, ni le gusta su trabajo a todas horas, sino al del negocio( lo que no es ocio) y por lo tanto trabajar a gusto o a disgusto, como medio de subsistencia, no viola en principio ningún DDHH, como no lo viola estudiar sin ganas, o tener que esperar en una fila contra mis deseos.

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  2. En todo caso puede ser una aspiración legítima que el trabajo de cada uno socialmente sea lo más vocacional posible y lo más llevadero. En cambio la prostitución vulnera en todos los casos la libertad sexual de las mujeres, pues esta actividad, como modus vivendi, supone tener relaciones sexuales con personas que ni siquiera te atraen, con una enorme penosidad ( las prostitutas sufren muchas más agresiones y asesinatos proporcionalmente que cualquier otra profesión donde intervengan mujeres) y que por mecanismos de competencia, lleva cada vez más a aceptar prácticas denigrantes y de altísimo riesgo. La sexualidad por definición, al contrario que el trabajo, es lúdica, placentera,deseada, pertenece por entero al mundo del ocio, y si pasa a ser una actividad retribuída, una forma de trabajo, deja de haber sexualidad propiamente dicha. Aunque aceptaramos que el trabajo por cuenta ajena no deseado viola los DDHH y que fuera una forma de trabajo forzoso, ( cosa cuestionable por lo argumentado anteriormente y porque el trabajo tiene un carácter social, cuya organización hace extremadamente dificil que todos trabajen en lo que les gustaría y además que les gustara todos los días) la prostitución iría todavía un paso más allá, porque contendría otra forma más de violación de DDHH, la violación de la libertad sexual añadida a la de trabajo forzado. Hay otros rasgos diferenciales, la prostitución, no vende sólo la fuerza de trabajo o los servicios que se puedan realizar, sino el propio cuerpo, que es el objeto de consumo, lo que se manipula, penetra, etc, igual que se puede alquilar un coche. Es decir, hace de los cuerpos, que son indisociables de las personas, mercancías. Y los cuerpos, las personas, son res extra comercium, siguiendo el ideal kantiano de que las mercancías y servicios tienen precio y las personas dignidad. Lo cual por otra parte hace de la prostitución una actividad análoga a la esclavitud, que atenta contra la integridad personal y la dignidad humana. Sin olvidar el enorme componente de clase y de género que tiene esta lacra, que permite en un mundo de enormes desigualdades económicas, y por lo tanto de poder de unos sobre otros, no explotar ya solo la fuerza de trabajo hasta extremos bárbaros, sino poder mercantilizar los cuerpos y el sexo (de las mujeres fundamentalmente y de extracción social humilde) ( que es una esfera íntima y personal, de enorme importancia en el desarrollo emocional y psicológico de una persona y por lo tanto de especial protección) Y para finalizar una cuestión no menor, la normalización y regularización de la prostitución, implica que todas las mujeres sean vistas como mercancías de uso sexual, pudiendo recibir ofertas de esta clase en cualquier trabajo, ya sea para una renovación o para un primer contrato o para un ascenso, viéndose avocadas muchas mujeres a aceptar para no verse en la calle. La abolición de la prostitución ( etim. poner a la mujer a la venta) es por lo tanto, un quantum mínimo de dignidad humana universal irrenunciable mediante acuerdos individuales.

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  3. Por sintetizar y aclarar. Lo que define al trabajo forzado, no es meramente la ausencia de voluntad o deseo, mediante de la disociación entre la voluntad y la acción, sino la coacción física, la obligatoriedad y la amenaza. Porque el trabajo como medio de subsistencia por definición y por organización social no es deseado ni es placentero en la mayoría de casos. No existe el derecho a un trabajo que me guste ( algo que depende de muchas circunstancias, incluídas mis habilidades o la demanda que tenga) y mucho menos a que mi trabajo lo realice con ganas todos los días. En cambio el término violación sí sería más ajustado a la prostitución, ( aunque se puede usar abuso sexual o vulneración de la libertad sexual si no convence mucho el término) porque en esta hay un acceso al cuerpo y al sexo de la mujer contra sus deseos y su voluntad, aunque no haya resistencia, e incluso participación, porque hay una disociación psicológica entre la acción realizada por necesidad económica y la acción. Disculpa por este extenso ejercicio argumental, que busca anticiparse a ciertas objeciones que he empezado a ver en las redes sociales de notables personas conocidas por su defensa de la regularización, y que por lo que he visto no se han sabido responder convincentemente. Un cordial saludo.

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  4. Me considero feminista, y antes de leer este artículo estaba a favor de la regularización; espero que por ingenua, y no por cínica. He cambiado de opinión, gracias por prestarme tus gafas.
    Un saludo! :)

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  5. Estoy de acuerdo en general con lo expuesto en el artículo, pero, con una abolición de la prostitución como se propone, ¿no aumentarían el número de violaciones en las calles?
    Porque mucha de estos puteros con ese perfil misógino no van a aceptar como una solución a su soledad la masturbación.
    Y bueno, que luego esta la parte que entras en la libertad personal de una persona, ¿por qué no puede hacer cada uno con su cuerpo lo que quiera? Hablando de la parte del feminismo que aboga por la regulación y por considerarlo un trabajo como otro, no de las personas sometidas o que lo practican por necesidad..
    Lo bueno es que la industria de muñecas sexual ya está muy avanzada y creo que será una buena alternativa, las muñecas son cada vez más realistas y creo que será la mejor solución dentro de unos pocos años.

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  6. Muy buen artículo, pero opino que la mejor manera de acabar con algo no es cuando se prohíbe, por dos motivos el primero, que es casi imposible de acabar totalmente con algo que lleva practicándose siglos y siglos atrás, y El Segundo porque creo que hoy día la sensación de moreno está al pie del cañón, con esto quiero decir que la prohibición en nuestros días es más bien vista como tentación y un despertador de curiosidad, así que no sé si esto sería lo más conveniente

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  7. Aunque el articulo está bien escrito pasa por alto un tema fundamental, la prostitución no es un tema ético ni moral, es un tema de pobreza y falta de empleos dignos, sobre todo para las mujeres, mientras las personas independientemente de su sexo no tengan alternativas de trabajo dignas, tendrán que sobrevivir con trabajos denigrantes, por eso en la india la gente se envenena reciclando los residuos informáticos con materiales tóxicos, o a algunas mujeres no les queda otra opción para vivir que la prostitución.

    Simplificar este tema a niveles de moralidad en lugar de pobreza no es feminista es puritanismo, y andar todo el rato polemizando con patriarcados, violación y otras tonterías es infantil y para nada feminista, no en vano muchas asociaciones feministas que ayudan a la reinserción de las prostitutas están de acuerdo en que la ilegalidad de la profesión y la penalización del putero al final solo perjudica a las prostitutas, que son las únicas que siempre salen perjudicadas en este tema.

    La falta de sensibilidad y victimización de la profesional del sexo es medieval y muy pero que muy puritano, y por cierto ilegalizar y criminalizar nunca soluciona nada, como demostró la ley seca americana que penalizaba tanto al proveedor como al consumidor de alcohol, lo que derivo aumento de la demanda, (es lo que tiene lo prohibido siempre resulta más atractivo) aumento de la criminalidad y producto adulterado, en el caso que nos ocupa la ilegalización y la penalización del consumidor, no reduce la demanda solo la pone en manos de criminales que abusan del producto negándole cualquier derecho y reduciéndolo a mercancía, el salido putero como buen adicto no dejara de consumir, simplemente cerrara los ojos y segura con lo suyo, es así de triste y de lamentable que mujeres como tú no sean capaces de verlo y lo reduzcan todo a una moralina infantil y sin sentido.

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  8. ¡Muchas gracias, Carmen, por tus estupendas gafas! Me parece que el verdadero feminismo, bajo ningún concepto, puede apoyar y defender a las "putas libres" o a las "putas feministas", por que, sencillamente, no existen. Conozco a una famosa periodista que defiende las tesis de los proxenetas, sin admitirlo, blandiendo su feminismo. No creo que lo haga por ingenuidad, y menos, por falta de capacidad analítica. Es puro cinismo mercenario. Los recursos económicos del lobby proxeneta dan para mucho...seguramente que pagan a bastantes figuras con cierta fama o relevancia social que, a sueldo, defienden lo indefendible. Su principal objetivo es sembrar la discordia y la división en el movimiento feminista, creando confusión e indeterminación ante su propósito.

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  9. Si tomas la opción prostitución como forma de generar ingresos nadie te está violando. Fue tu elección. Y no se somete sólo a mujeres al acoso sexual. Conozco casos de mujeres que proponen pagale apartamento y ropa a hombres para tenerlos a su servicio, Y si mo aceptan...Los despiden del empleo que les dieron. Yo no uso lentes feministas;veo a las personas como seres humanos. Hombres golpeados hay;y muchos.Hablo de Uruguay,no sé en China. Apostar más al respeto de la condición sexual de cada uno sin franjas que nos dividan entre machistas y feministas permite que la desnudez no sea pornografía. A través de tus lentes yo no veo.

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  10. Los puteros son enfermos mentales.
    Te pagan, aceptas el dinero porque a veces ni a fin de mes llegas, pero a cambio te piden sexo... Para mi no es sexo, es prestarles mi cuerpo y con límites, nada de besos ni chupar sin condón.
    Aunque eso no lo sabe, ya en el acto se dan cuenta.
    Hay que mentir mucho.
    Intento que eyaculen antes de llegar a la penetración.

    Ayer uno se quitaba el condón todo el tiempo, estaba a punto de echarlo a la mierda! Tengo un cuchillo debajo de la almohada y pensaba todo el tiempo en sacarlo y echarlo a patadas.
    A otro que vino con 40 euros de mierda le quité el dinero, y lo eché con el cuchillo.
    ME hizo perder una cita médica, sabía lo que cobro pero igual vino con 40 euros a joder.
    Esa forma de actuar la suelen tener los marroquíes.

    A mi no me va a sobrepasar un putero. Pero ayer me sentí así, abusada, los que vinieron no había forma de que eyaculen y querían penetrar y penetrar, al final igual les corté el polvo y les terminé haciendo una paja.
    Es que me sentía tan violentada con el tipo ahí sobre mi. Me entraba una desesperación.
    BASTA!!!! pensaba.

    Cómo carajo se excitan con esta situación? SAbiendo que los tocan por el dinero? Por la necesidad, por la miseria.
    y no porque una esté excitada con ellos, tienen mente de violador.

    Algunos encima piensan que estás en esto porque te gusta.
    Un cincuentón con pechitos me decía, todavía te quedan ganas de más si sales de fiesta?
    LE expliqué que para mi esto no es sexo, es una carrera por que lleguen al orgasmo. Sexo para mi es cuando seduces a alguien, te seducen, cuando lo haces por placer o amor... Eso es sexo.

    Pero estar con un tipo que no te gusta es violación o hacer algo a cambio de ....


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  11. Muchos te piden relación tipo novios, es decir con "cariño, besos, etc"
    Están locos?!
    Cariño tengo con un hombre que salgo, no con un putero que ni escogí y me resulte repelente.

    A veces hay chicos guapos, y es menos complicado atenderlos que si son viejos, feos, gordos.

    Otras son jóvenes pero son feos... Dejados.

    No me gusta ninguno.

    En dos meses que llevo en esta ciudad me habrán resultado atractivos 2.
    El resto 0

    Yo soy muy pulcra y no soporto malos olores, de boca, de genitales, por más que no de besos y haga todo con condón, los olores se siente.
    No soy muy limpios los hombres que digamos.

    "me duché ayer" te dicen.
    Yo me ducho dos veces al día por lo menos, eso si no estoy con nadie, si estoy con puteros después de atenderlos me ducho, no quiero andar con sus babas en mi piel.

    Tienen foros donde te ponen puntaje... Ellos desde el anonimato.
    Si no besas MAL.
    Si no chupas SIN MAL.
    Si no finges una sonrisa MAL.

    Por eso no los respeto y si puedo exponerlos lo hago. Ya sea en webs, twitter, etc.

    Antes los puteros te lo ponían más fácil, no pedían besos ni cosas raras, somos prostitutas, no sus ligues no?
    Un chico me decía, yo tengo a follarte, besar beso a mi novia, y me parecía perfecto, yo no quiero besarlo tampoco.

    Otros italiano igual se acostaba, yo me montaba y así terminaba y era fácil que se yo. No besos, no nada.

    Ahora se ha deformado todo.

    Escriben muchísimos pajeros por whatsapp enseñando sus penes, diciendo que quieren sexo gratis, o historias patéticas para no querer pagar.
    Es muy agobiante, a todas nos hacen lo mismo, mis conocidas me cuentan lo mismo.

    Es increíble el nivel de patetismo entre los hombres que buscan prostitutas en internet.
    "soy guapo hazme precio" Soy guapo no me cobres "soy joven no me cobres"

    Yo hago esto por dinero, nada más, si quiero un guapo lo busco en la calle, un tipo que mira anuncios me da asco, me parece un ridículo y poco hombre.

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