viernes, 20 de junio de 2014

No quiero tener un millón de amigos (...y así más fuerte poder molar)

Me considero una chica simpática. De trato agradable. A la que le encanta bromear. Y me considero una chica extrovertida. Quizá a veces demasiado, porque no sería la primera vez (ni la última) que ser simplemente tal como soy y decir abiertamente lo que pienso, me trae problemas.

Pensándolo bien, ¿qué tipo de problemas? Problemas sociales. Que le deje de gustar a alguien por pensar y actuar de forma distinta a la suya. Que alguien no me vuelva a llamar porque no me amoldo a sus estándares. Distanciarme de personas que no me entienden ni quieren hacerlo. ¿Es esto un problema? Pues va a ser que no. 

Y es que no dejo de tener la sensación de que la gente a mi alrededor (y yo misma en muchas épocas de mi pasado) está obsesionada por agradar a todo el mundo. Por encajar en un grupo. Por coleccionar amigos. Entiéndase "amigo" por una persona con la que salir por ahí o por componente de una pandilla, porque está claro que la amistad de verdad es un bien preciado debido a su rareza. Coleccionar amigos por decenas es, en esencia, imposible. Ya no digamos gustar a todos. En masa. ¿Y para qué necesito un amigo con el que no puedo ser yo misma?

Tenemos que asumirlo. Todos le caemos mal a alguien. Es más, todos le caemos mal a más a de una persona. Y de dos. Por un motivo o por otro. Justificadamente o no. Ni siquiera se tiene que justificar algo tan personal como que una persona sea de tu agrado o no. No me gustas y punto. No me gusta tu tono de voz. O tu expresión. O tus ideas. O cómo hueles. Simplemente no me gustas y no lo puedo evitar.

Y no pasa nada. Porque no estamos obligados a pasar tiempo con alguien que no nos cae bien. No está escrito en ningún libro. No hay ninguna ley que establezca que debemos reírnos de los chistes que no nos hacen gracia. Ni que hay que aguantar la halitosis de nadie. Ni siquiera comentar el tiempo en el ascensor con el vecino.

Muchos apelarán a las reglas no escritas de la educación. La cortesía. Ser educado no cuesta nada. Pues os diré una cosa. Hay días que ser educado cuesta. Y mucho. Hay mañanas en las que no me levanto con ganas de sonreír a cada persona que se me cruza. Ni de saludar a quien no conozco. Hay días en los que simplemente no estoy para conversaciones intrascendentes.

¿Por qué? Pues porque en la vida pasan cosas. Cosas que duelen. Y cuando pasan, tener que disimular tu malestar o fingir que te alegras de haberte encontrado con tal o cual persona es simple y llanamente una crueldad. En esos momentos, no hay mayor tortura que verse forzado a practicar la función fática del lenguaje y la risa falsa con otro ser humano. ¿Cómo te va la vida? Pues mal, ¿de verdad quieres que te lo cuente? O bien, pero con ciertos problemas, espera que ahora mismo te los enumero. Ve a buscar una silla que te va a hacer falta. ¿Quién ha preguntado alguna vez "¿Qué tal?" esperando realmente una respuesta sincera o con el deseo de escuchar? Pues vuestra madre, vuestra pareja, quizá vuestro hijo a la edad adecuada, o vuestro mejor amigo. El resto seguro que no.

Ese hablar por hablar es una de las grandes maldiciones de la condición humana. Los animales tienen la suerte de no tener que hacerlo. Se huelen los culos unos a otros y a otra cosa, mariposa. No sé por qué le tenemos tanto miedo al silencio. Por qué nos sentimos impulsados a rellenarlo compulsivamente. Por qué tenemos que ser amables con todos. Incluso con quien realmente no lo merece. Por imperativo categórico.

Claro, el ser humano es un "animal social". NECESITAMOS RELACIONARNOS. ¿Siempre? ¿En todo momento y en todo lugar, como dirían en misa? No lo tengo claro. Y el refranero de toda la vida tampoco. De ahí la sabia frase "mejor solo que mal acompañado". Pero las convenciones sociales nos obligan a formar parte de grupos desde la más tierna infancia. Y a interactuar más allá de nuestras necesidades emocionales.




¿Has hecho suficientes amiguitos en el cole? ¿Te has apuntado a actividades extra escolares? ¿Tienes pandilla? ¿Eres popular? ¿Te han invitado a "esa" fiesta? La obligación de socializar va evolucionando con el paso del tiempo, por distintas etapas de inmersión forzosa: desde la guardería al trabajo.




Por eso asistimos a cenas de empresa o a eventos corporativos. Por eso aceptamos invitaciones de boda por compromiso. Por eso soportamos comidas familiares con personas a las que en el fondo hasta odiamos, por mucho que compartamos con ellas árbol genealógico. Por eso sonreímos y regalamos en Navidad. Por eso aceptamos solicitudes de amistad en Facebook de gente que sabemos que solo quiere cotillear nuestras fotos. Por eso nos esforzamos en ser el alma de la fiesta aunque por dentro estemos rotos. Por eso, más de una vez, nos pasamos con el vino para poder pasarlo bien.

Por pura obligación. Porque de lo contrario seremos tachados de raros, maleducados, bordes. El rebaño discrimina a aquel que no se integra, que no sigue las normas, e incluso se le llega a patologizar. Es un autista. Un asocial. No habla. No cuenta su vida. No sale de fiesta. Perdonad, a lo mejor no os habla a vosotros en concreto, ni quiere contaros a vosotros su vida ni salir de fiesta en vuestra compañía. Quizá con la persona adecuada haga todo eso y más, y para otros sea la persona más sociable y conversadora del mundo.

En serio, tenemos derecho a elegir. A ser muy selectivos con la gente que queremos compartir nuestra vida. Nuestros momentos de ocio. Incluso nuestros momentos de desesperación. Y más vale que lo hagamos. Por nuestro bien. Pues no se me ocurre nada más doloroso que tener un millón de amigos y quedarte solo cuando más los necesitas. 

3 comentarios:

  1. Recuerdo que a mi eso de intentar agradar me pasaba con las chicas con las que quedaba, por eso todas mis relaciones fracasaban, porque al final todo era inte tar gustar más que gustar, y en ese terreno aparece la decepción. Hasta que a los 24 o así dije... nunca más, si se hunde el barco que se hunda, pero siendo uno mismo desde el minuto cero. Con el tiempo lo he aplicado a todo, y la verdad es que no me ha ido nada mal. Se disfruta más sin miedo al que dirán.

    ResponderEliminar
  2. A veces nos obcecamos tanto en intentar gustar a otra persona que nos olvidamos de lo que nos gusta a nosotros. Me alegro de que ya no tengas miedo :)

    ResponderEliminar
  3. It almost felt like I was talking to myself, a few years back, while reading what you've wrote. I still believe deeply and agree with it, yet life happens. And unfortunately (or fortunately) I can't really say it out loud exactly how I think it or how you wrote it.

    I've always been very critical of people having to please other people "just because that's how it's supposed to be" (whatever that means). With that said, I found out the hard way that it's not just me that doesn't want to talk to other people, other people don't want to talk to me either. Meaning, it ends up being a bit ego centrical to think that it's only other people that annoys us and that we're perfect and all (I'm still talking about myself) when in fact, we annoy other people as much as other people annoy us. Other people don't give a crap if we're feminists, vegan, alcoholics, Barcelona or Real Madrid fans. But, one way or the other, sometimes without realizing it, we all end up trying to make our points of view heard in some sort of recognition that "we're right" and the "rest of the world" is "wrong" (in whatever subject).

    Since I've realized this, I've sort of thrown the towel and gave up. Well, only sort of. In fact, I still don't give a crap about pleasing most people, but I consciously try to don't give crap to anyone either. I still have my views on the world but I only offer them if asked for it or if I know that the other person shares them. Otherwise, what will happen is a discussion with no real gain or conclusion. We're all too old (just turned 30 this year) to start changing our views just because someone else has something different to say, so, bottom line it's not worth it.

    I say, live and let live. Maybe I don't care if someone else does Yoga but, if we're talking statistics, that person will probably have something else interesting going on and I'm hoping that that other person with think the same about me.

    (I've probably went a bit off track from the subject but, yeah, rant over)

    ResponderEliminar