domingo, 27 de octubre de 2013

Las mujeres que no amaban a las mujeres

   Soy una mujer de 27 años. He podido estudiar una carrera universitaria. Elegir la carrera que he querido. Nunca he tenido un novio que me pegase. Tampoco me han violado. No me han lapidado en plena calle por adúltera. Ni quemado por bruja. No he tenido que conservar mi virginidad hasta el matrimonio ni casarme por la Iglesia. Mis padres me han educado para ser una persona independiente en todos los sentidos. Jamás he tenido que luchar con ellos para que me dejasen vestir a mi gusto. Mi madre no me ha preparado para ser una gran ama de casa, esposa amantísima y obediente y madre abnegada. Ni siquiera me compraron una Barbie siendo niña, ni me han regalado nunca por Navidad o mi cumpleaños algún juguete que sugiriese que mi lugar en la vida estaba entre fogones y fregonas. En mi casa me han enseñado a decir que no a todo lo que pudiese resultar un menoscabo de mi dignidad ya no sólo como mujer, sino como persona. Y, a pesar de todo, de que soy una mujer joven en pleno S.XXI, sé que el machismo existe todavía, y que ha llegado vivo hasta 2013 con la connivencia de las mujeres. Con la mía incluida, a pesar de considerarme absolutamente feminista y de izquierdas.

   Seamos conscientes o no, la mayor parte de las mujeres participamos o hemos participado alguna vez en la transmisión y el mantenimiento del patriarcado y la discriminación sexual. Desde las formas más evidentes y censurables, como las madres que educan a sus hijos de modo claramente distinto al de sus hijas (cuántas niñas les han tenido que hacer la cama a sus hermanos...) o las madames que se enriquecen en el negocio de la prostitución; hasta las más sutiles y casi invisibles, como cuando se finge un orgasmo para no herir la sensibilidad masculina o cuando dejamos que una revista nos dicte "qué pasos debes seguir para conseguir ser una diosa del sexo sin parecer demasiado zorrón". 

   En este fenómeno de contribución de la mujer a la perpetuación y transmisión de las actitudes machistas, la famosa rivalidad entre mujeres tiene un papel primordial. Todas sabéis a qué me refiero. Esas frases que habéis oído mil veces del estilo "las mujeres somos unas arpías entre nosotras"o "tengo más amigos que amigas porque ellos son más nobles, las mujeres son unas envidiosas". No podemos negar que esa competencia, a veces encarnizada, existe. Para comprobarlo, basta que nos respondamos a las siguientes preguntas:

¿Cómo soléis referiros a una chica más guapa o delgada que vosotras? Zorra, puta, guarra. ¿Y a una más gorda que vosotras? Pobrecita. ¿O a una mujer que ha llegado a lo más alto en su carrera profesional? Chupapollas. Trepa. Seguro que se ha acostado con el jefe. Zorra, puta, guarra. ¿Y a una mujer que se ha emparejado con un hombre maravilloso que la quiere y se preocupa por ella? Cornuda. Quizás también zorra, puta, guarra si ese hombre es justamente el que quisierais para vosotras. Y si en concreto vosotras jamás habéis utilizado alguno de estos calificativos (permitidme que lo dude), se lo habéis escuchado utilizar a alguna (y más de una) de las mujeres que conocéis.

   Después de reconocer la existencia de la rivalidad femenina, conviene hacer un alto en el camino para entender porqué existe. Por supuesto, no creo que exista por naturaleza. No creo que las mujeres sean unas brujas envidiosas desde que nacen, y, por supuesto, no creo que todas las mujeres odien (más o menos secretamente) al resto de las mujeres. Para empezar, tengo cinco amigas. Sí, sólo cinco, pero es que soy una firme defensora de la calidad frente a la cantidad. Y precisamente lo son, con todas sus diferencias entre ellas, por tener algo en común: me quieren tal como soy y desean lo mejor para mí, al igual que yo para ellas, incondicionalmente, sin considerarme una rival o alguien con el que compararse. He tenido "amigas" que se ha comportado conmigo como si mis logros fuesen en menoscabo de los suyos, o que han criticado sistemáticamente mi aspecto y mis decisiones por no comulgar con el suyo/las suyas, y tarde o temprano han dejado de serlo. Esas mujeres actúan como si la vida fuese un cásting o concurso de belleza continuo, pero no lo hacen porque lo lleven en su ADN, sino porque se lo han inculcado. Si la mujer se preocupa exageradamente por su aspecto físico, es porque este sigue siendo, nos guste admitirlo o no, el principal factor para ponderar su valía. Y si las mujeres siguen peleándose por un hombre con el que emparejarse es porque su consideración pública sigue dependiendo en gran parte de que lo consigan.

   Si en estos momentos estáis negando con la cabeza y diciendo que estoy exagerando, y que hoy en día una mujer puede estar perfectamente gorda o soltera sin que se la juzgue por el mero hecho de estar gorda o soltera, acordaos de los cientos de revistas y programas de televisión que dedican páginas y horas a criticar el aspecto físico de las mujeres y sus relaciones de pareja (sí, esas que muchas compráis - más o menos secretamente- y con las que os encanta reíros de las demás por el mero placer de ver que a Christina Aguilera le ha engordado el culo o que a Victoria Beckham o Sienna Miller sus maridos las engañan con la niñera). Listas de las peores vestidas, fotografías en las que a una famosa se le aprecia la celulitis o alguna zona de su cuerpo sin depilar, rumores de cuernos y rupturas... Hay toda una industria montada alrededor de fomentar que las mujeres se critiquen entre ellas por motivos de apariencia o de "mal de amores". El simple hecho de que le concedamos nosotras mismas tanta importancia a que a una cantante le sobren kilos o le falte un marido, habla de que el machismo no se ha superado. Porque a pesar de que Jennifer Aniston sea multimillonaria y tenga éxito como empresaria y actriz (nos gusten o no sus películas), siempre será la pobre chica a la que Brad Pitt abandonó. Y al revés, por muchos logros y dinero que acumule Angelina Jolie, aunque hubiese ganado un Oscar con apenas 25 años, su mayor éxito siempre habrá sido casarse con Brad Pitt y ser la madre de sus hijos (biológicos o no). 

   Si una mujer tiene éxito profesional pero no éxito en el amor, tendemos a sentir lástima por ella e incluso a despreciarla. Fijaos en que a los hombres se les suele llamar "señor" independientemente de si están casados o no, y una mujer sólo es "señora" si tiene un marido que lo refrende, si no sólo es "señorita". Este simple detalle evidencia ni más ni menos que nuestro estatus todavía depende de nuestro estado civil. Por algo un hombre sin pareja de más de 35 años es "un soltero de oro que quiere disfrutar de la vida" y una mujer en las mismas circunstancias es una "solterona que no encuentra quien la quiera y a la que se le está pasando el arroz". Igual de intransigentes nos mostramos con nuestro físico y el de las demás: está gorda, está anoréxica, es un palo, es amorfa, es peluda, es calva, tiene el pelo de estropajo, está operada, viste como una zorra, viste como una monja, es hortera, no tiene gusto...

   Ni que decir tiene que esta competencia está arraigada en siglos de dominancia patriarcal, y que no pertenece a ninguna forma de ser intrínsecamente femenina. Cuando la prosperidad e incluso la supervivencia dependían exclusivamente de conseguir un buen matrimonio, no quedaba más remedio que competir por él. Hoy en día, dicha rivalidad debería haber disminuido drásticamente o haber desaparecido sin más, si realmente el machismo y la supremacía del hombre sobre la mujer también lo hubiesen hecho, pero no es así. Y esa competencia es una prueba fehaciente de ello, así como el hecho de que la industria de la moda, cosmética, etcétera, beben directamente de la fuente de la rivalidad femenina y de nuestra lucha porque los hombres nos vean guapas y poder así seducirlos. Por ello dicha rivalidad y la cosificación sexual de la mujer se siguen fomentando desde la publicidad y la cultura popular en general (series y programas de televisión, pornografía, canciones y vídeos musicales...). 

   El capitalismo ha extendido la hipercompetitividad a todos los ámbitos: el modelo educativo, el modelo laboral... Todo es un concurso de méritos constante para poder sobrevivir dentro de la ley de la oferta y la demanda. Por supuesto, los hombres deben competir también entre ellos, pero la mujer lo tiene más difícil porque se sigue considerando que las cargas familiares le pertenecen en exclusiva. Por ello, se da otro fenómeno que contribuye a la perpetuación del machismo, llevado a cabo por las mujeres: las mujeres que en un mundo machista se sirven del machismo para medrar. Estas mujeres adoptan actitudes machistas, consideran que comportarse como hombres y menospreciar al resto de mujeres como si no fuesen una de ellas les dará más facilidades a la hora de conseguir sus objetivos. Muchas de estas mujeres renuncian a la conciliación familiar y a exigir sus derechos, y son las que suelen acusar a las mujeres que sí luchan por obtener la igualdad de exageradas, histéricas e incluso "feminazis". Son esas mujeres que niegan la existencia del machismo, pero que actúan de forma mimética a un hombre para que la traten como tal, aunque justo ese hecho evidencia que realmente no existe un trato igualitario entre hombres y mujeres. Acusan a las feministas de odiar a los hombres, inventándose incluso un término para ello (el manido y absurdo "hembrismo") y ellas se comportan como si efectivamente odiasen a las mujeres.

   Y es que yo estoy convencida de que la mejor forma de feminismo es quererse a una misma y al resto de mujeres tal como son. Ante el machismo cotidiano de la actualidad, más difícil de combatir por estar encubierto y precisamente por ser negada su existencia por muchas mujeres, lo mejor que podemos hacer para resistirnos a él es ser sinceras con nosotras mismas y entre nosotras. Salir del rebaño para decir bien alto: "No, no puedo andar ni bailar con tacones, son incómodos y me machacan los pies y la columna vertebral", "No, no pienso volver a dejar mi vagina totalmente desprotegida ante candidiasis y cistitis sólo porque a los tíos les gusten los "chochitos" sin pelo, porque además un coño imberbe es un coño de niña, no de mujer, malditos pedófilos", o "No, no tengo instinto maternal y no pienso ser madre sin desearlo, porque no hay peor cosa que se le pueda hacer a un niño indefenso que convertirlo en un hijo no deseado", o "No, no puedo permitirme bolsos de Louis Vuitton ni zapatos de Manolo Blahnik y, la verdad, tengo mejores cosas para las que ahorrar", o "No, no me he corrido, porque te has dedicado a follarme pensando sólo en tu pito y te has olvidado de estimular mi deseo, puto egoísta" o "Sí, ya no tengo 25 años, por eso no pienso ponerme morros ni estirarme el cuello, porque tengo derecho a envejecer sin que se me menosprecie por ello" o "Sí, me sobran kilos, pero también me gusta comer, de hecho disfruto tanto con un buen vino y un buen secreto ibérico que esta hermosa chicha me compensa". 

   Ser feminista consiste en primera instancia en dejar de complacer a los demás, no sólo a los hombres, sino a la sociedad en general, y dejar de tomar decisiones pensando en lo que "se espera" oficialmente de nosotras. Se trata de hacer lo que una quiera, basándose en lo que una necesita o en lo que es mejor para una. Y esto no significa dejarse llevar por el egoísmo, sino tomar las riendas de tu destino. Es absurdo y muy triste ver como muchas mujeres se pasan la vida siguiendo los consejos de las revistas que se hacen llamar a sí mismas "femeninas" o "para mujeres", buscando en una especie de modo "en espera" o actitud pasiva la dieta mágica que las convierta en la modelo de lencería que no son, un "look" y un perfume que defina su personalidad y consiga hacerlas irresistibles ante cualquiera, el príncipe azul que las rescate de su vida anodina para después planificar la boda que las convierta en "princesa por un día". Todo ello en lugar de simplemente aceptarse a sí mismas, desarrollar su personalidad propia, con la que intentar conseguir los objetivos vitales y profesionales que se propongan y casarse simplemente por amor si este surge o no casarse jamás si no les da la real gana.

   En resumen, el principal mandamiento de la ley del feminismo debe ser "Ámate a ti misma sobre todas las cosas y al resto de mujeres como a ti misma". Porque nuestra falta de autoestima es la que le acaba concediendo el poder por defecto al hombre y porque no, la culpa de todo no la tiene Yoko Ono.

16 comentarios:

  1. I hadn't read something as spot on and as effusive as this, about feminism, its roots and its consequences, in a long time.

    Most men are not aware, at all, that this is how women live. They know all those preconceived ideas that women aren't "friendly" to each other but they don't really know why, "it's just the way it is". And, in a way, live with their own demons of preconceived notions of how everyone should act. They should pay the bill in the restaurant and support the family, which is still very much the way they think in an "unfiltered" and "natural" way.

    I'm writing this to say that, while it's very true that the change comes from each and every one of us, independently from each other (man or woman). It's also true that if everything around us doesn't change too, with us, we become Don Quixote fighting at windmills. So, I'd say, that besides the self love (that is extremely important and, probably, leads to a love for the next person that is a bit more sincere and less acted out) we really need to understand how, in the most preconceived notions we all think and act. That way we can anticipate and fight it, leading to being able to distinctly know when someone is saying/doing something because "that's the way it's supposed to be" or they're being sincere and honest. For saying/something because "that's the way it's supposed to be" should be fought and something sincere and honest should be listened to with a lot of attention.

    Anyway, thanks for this.

    (Sorry for leaving a comment in english, I can read spanish but I'm just no good at writing it)

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  2. Yo tampoco soy muy buena escribiendo inglés, pero gracias a la HBO y a la BBC, lo entiendo perfectamente. Así que, en primer lugar, muchas gracias por tu aportación. Como tú, creo que la clave está en encontrar qué motivaciones nos llevan a actuar como lo hacemos, y a tomar las decisiones que tomamos, porque tras la mayoría de ellas se encuentran roles y tópicos impuestos por la sociedad, y la mayoría de las veces no nos damos cuenta. Desde que nos ponemos histéricas cada mañana antes de salir a trabajar por no tener que ponernos hasta cuando limpiamos siempre el baño porque él no sabe hacerlo ya que es un hombre. Tenemos que ser conscientes de que sólo cambiando nuestros actos cotidianos cambiaremos la actitud hacia nosotras como mujeres, no podemos aceptar como normal ni siquiera una sóla mirada lasciva en el metro, ni un piropo fuera de tono ni que pidan por nosotras en un restaurante. Porque no es lo natural, es una normalidad impuesta por el machismo, y debemos resistirnos a ella sin miedo, y siempre con sinceridad. Empezando por ser sinceras entre nosotras y, sobre todo, con una misma.

    Gracias a ti por tu interés.

    ¡Saludos!

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  3. Bravo. Bravo. Bravo.
    Sinceramente, no me atrevo a redactar un comentario más extenso porque siento que tus palabras ya han sido suficientes.
    Más artículo así, por favor, son muy necesarios. Me gustaría que la mitad de la gente que conozco pensara así.

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  4. ¡Muchas gracias! Me encanta que sobre todo este artículo guste a las mujeres :).

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  5. Me encanta simplemente. Has expresado en palabras mi pensamiento y estoy totalmente de acuerdo contigo. Lo comparto en la Web de Facelotu y en twitter ya que doy talleres de violencia de género a adolescentes y creo que es un buen texto para que lean. Gracias

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  6. No sabes la ilusión que me hace que este sirva para que gente joven pueda aprender algo, sobre todo en una causa tan necesaria como la prevención de la violencia de género. Eso es lo que hace que valga la pena escribir. ¡Gracias, Laila!

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  7. Enhorabuena por la libertad de expresión que profesas, como pone en tu entrada sobre la tiranía del "me gusta"

    Bajo mi punto de vista entras en una contradicción. Te dices feminista y luego sueltas:

    "¿Cómo soléis referiros a una chica más guapa o delgada que vosotras? Zorra, puta, guarra. ¿Y a una más gorda que vosotras? Pobrecita. ¿O a una mujer que ha llegado a lo más alto en su carrera profesional? Chupapollas. Trepa. Seguro que se ha acostado con el jefe. Zorra, puta, guarra. ¿Y a una mujer que se ha emparejado con un hombre maravilloso que la quiere y se preocupa por ella? Cornuda. Quizás también zorra, puta, guarra si ese hombre es justamente el que quisierais para vosotras. Y si en concreto vosotras jamás habéis utilizado alguno de estos calificativos (permitidme que lo dude), se lo habéis escuchado utilizar a alguna (y más de una) de las mujeres que conocéis."

    Estás generalizando diciendo que las mujeres son así de mezquinas en general...bajo mi punto de vista, eso es una generalización machista. De todos modos no conozco cual es tu vida, y si tienes solamente 5 amigas quizá es la experiencia la que te lleva a afirmar esto. Pero al menos mi experiencia no me indica tanta mezquindad en las mujeres. O igual es que soy ingenuo o algo, pero no comparto esa concepción de la mujer.

    Luego, quizá intentando arreglarlo, dices:

    "Después de reconocer la existencia de la rivalidad femenina, conviene hacer un alto en el camino para entender porqué existe. Por supuesto, no creo que exista por naturaleza. No creo que las mujeres sean unas brujas envidiosas desde que nacen, y, por supuesto, no creo que todas las mujeres odien (más o menos secretamente) al resto de las mujeres"

    Pero no me parece buena excusa. En primer lugar, habrá gente que sea competitiva por la naturaleza y otra que lo sea por el ambiente. No creo que haya una norma general en esto, pero desde luego, la rivalidad tiene un componente natural considerable. Es natural que a las mujeres les gusten los hombres, es natural que a dos mujeres les guste un mismo hombre (aquí ya entraría la rivalidad natural entre mujeres), y es también natural que la que se quede sin ese hombre sienta envidia de la que se empareja con él. Todo ello es natural. El ambiente si acaso puede potenciar esas actitudes, pero son actitudes ya de por sí naturales. ¿Y cómo se potencian esas actitudes? Pues con la cultura de "hay que tener pareja y si no eres una desgraciada" o cualquiera de sus variantes. Cuando se le meten a alguien esas ideas en la cabeza, le dará más importancia a tener pareja, y entonces esas actitudes pueden potenciarse. Una mala educación en valores favorecerá la prevalencia de esas actitudes y una buena educación en valores hará que los instintos malos se reconduzcan en la busqueda del bien. Creo que con lo último que digo queda claro que una cosa son los instintos, y otra cosa son los actos, y hasta ahora he hablado solamente de los instintos. Por supuesto, nuestro instinto nos puede llevar a tener envidia, pues somos animales...pero que tengamos malos instintos no justifica malos actos (de ser así toda violencia quedaría justificada).

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  8. Por todo lo que expreso, no comparto tu opinión de que esta competencia tenga lugar por la dominancia patriarcal, pues es natural que las hembras deseen conseguir machos, y las que más dificil lo tengan envidiarán a las que más facil lo tengan...Y la envidia lleva a actitudes mezquinas como el criticar. Si acaso la cultura puede haber potenciado esto (lo digo por lo de " la prosperidad e incluso la supervivencia dependían exclusivamente de conseguir un buen matrimonio, no quedaba más remedio que competir por él"), pero es algo que ya estaba antes por la propia biología. En lo que estoy de acuerdo es en que la actitud de competencia no es intrínsecamente femenina, pues los machos, por naturaleza también deseamos conseguir hembras, y los machos que más dificil lo tienen envidian a los que más dificil lo tienen. En esto no somos diferentes hombres y mujeres. Hay hombres que odian a los que ligan más que ellos, a los que están más buenos que ellos, etc...te lo aseguro. De hecho, aunque las mujeres critican más que ellos durante la adolescencia y la primera juventud, al llegar a cierta edad lo de criticar se equipara en ambos sexos.

    Gran parte de lo que opino parece reforzarse por el estudio de la psicóloga Tracy Vaillancourt, del cual hablan aquí:

    http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2013-10-29/para-que-sirve-el-cotilleo-y-por-que-las-mujeres-se-critican-tanto-mutuamente_47302/

    En fin, el texto es muy largo y con muchos matices, pero creo que la idea principal es esa, y por ello muestro aquellos puntos en los que no estoy de acuerdo.

    Saludos

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  9. Hola, desconocido. En primer lugar gracias por tu entusiasta y pormenorizada aportación. En este mundo saturado de blogs y foros, es una maravilla que alguien se pare a leer con detenimiento un artículo y a expresar su opinión sobre el mismo apoyándola con tantos argumentos.

    En segundo lugar, lo que hay en el párrafo que entrecomillas no es machismo, se llama ironía. No generalizo, sé que no todas las mujeres se comportan así, además de mis cinco amigas conozco a otras mujeres que no critican a otras por criticar ni prejuzgan sus acciones (compañeras de trabajo, familiares, etc. ). Pero una cantidad significativa de mujeres sí lo hacen, y a ellas exclusivamente me refiero en este artículo, a "las mujeres que no aman a las mujeres", lo que queda clarísimo desde el título. Si quisiera dar la impresión de que todas las mujeres rivalizan entre ellas o son unas criticonas y/o envidiosas, así mismo titularía el texto "Todas las mujeres son unas criticonas y/o envidiosas". Además, hago hincapié en cierto tipo de mujeres:

    "...las mujeres que en un mundo machista se sirven del machismo para medrar. Estas mujeres adoptan actitudes machistas, consideran que comportarse como hombres y menospreciar al resto de mujeres como si no fuesen una de ellas les dará más facilidades a la hora de conseguir sus objetivos. Muchas de estas mujeres renuncian a la conciliación familiar y a exigir sus derechos, y son las que suelen acusar a las mujeres que sí luchan por obtener la igualdad de exageradas, histéricas e incluso "feminazis". Son esas mujeres que niegan la existencia del machismo, pero que actúan de forma mimética a un hombre para que la traten como tal, aunque justo ese hecho evidencia que realmente no existe un trato igualitario entre hombres y mujeres. Acusan a las feministas de odiar a los hombres, inventándose incluso un término para ello (el manido y absurdo "hembrismo") y ellas se comportan como si efectivamente odiasen a las mujeres."

    Además, me refiero a un tipo de crítica/envidia concreta, la referida al aspecto físico y al hecho de tener pareja, es decir, la directamente relacionada con el machismo. Porque las mujeres pueden tener envidia o celos por otras cosas (dinero, éxito profesional, etc.) al igual que los hombres, que también envidian y critican, pero eso no tiene nada que ver con el tema que nos ocupa. Es decir, la cultura a la que tú te refieres,

    "la cultura de "hay que tener pareja y si no eres una desgraciada" o cualquiera de sus variantes. Cuando se le meten a alguien esas ideas en la cabeza, le dará más importancia a tener pareja, y entonces esas actitudes pueden potenciarse."

    es ni más ni menos la cultura del machismo, y las ideas no se le meten a uno sólo en la cabeza, alguien o algo se las mete (madres y padres, profesoresas, libros, medios de comunicación, amigos/as, etc).

    En este punto debería preguntarte a qué tipo de valores te refieres con "educación en valores" y qué consideras "el bien" que hay que buscar. Sin establecer eso no podemos debatir realmente.

    Por cierto, que yo sepa, la envidia no es un instinto animal. Los instintos animales se limitan a la necesidad de alimentarse, reproducirse y sobrevivir en general. Creo que la envidia es un producto de vivir en sociedad, para poder envidiar hay que saber comparar, y eso no puede considerarse instintivo.

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  10. Finalmente, no considero que la mujer por naturaleza desee "conseguir machos". Hombres y mujeres tenemos un instinto sexual, que no se limita a la necesidad de reproducción, sino a la búsqueda del placer. Gracias a lo mucho (o lo poco) que hemos evolucionado, somos capaces de encontrar placer en otras cosas (la cultura y el arte, la comida y la bebida, que para el ser humano no es solo para alimentarse, la carrera profesional, las amistades y relaciones sociales, incluso hemos inventado sustancias que directamente nos proporcionan placer), el objetivo no es conseguir a una persona (machos o hembras, no olvides que las mujeres también pueden sentirse atraídas por mujeres), eso suena como mínimo esclavista, porque la posesión sobre cualquier persona se ha abolido hace siglos, en todo caso será compartir la vida con otra persona o parte de tu tiempo, o con varias personas si uno lo desea. Y fíjate que hay gente, lo creas o no, a la que no le interesa compartirla con nadie.

    Lo siento, pero existen convenciones sociales patriarcales que son las que establecen que la felicidad y plenitud de una mujer consiste en "conseguir a un macho", "darle hijos" y "someter sus necesidades a las de dicho macho". La negación de esas convenciones sí es puro machismo. Y son de esas convenciones, y de la negación de las mismas, de lo que me quejo en este artículo.

    Gracias de nuevo y saludos.

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  11. Gracias por tu respuesta. Me gusta tu actitud de debate desde el respeto y que en tu blog no censures.

    Sobre lo que dices de que no estabas generalizando, si no que era ironía, pues te he malinterpretado y te pido perdón, pues no solo te malinterpreté si no que te acuse de emitir juicios injustos que en verdad no emitías. Lo siento

    Sobre educación en valores, me refiero al educar en que no se debe criticar a una persona por cosas como las que pones en tus ejemplos ("zorra, guarra", "seguro que se acuesta con el jefe"), etc. Por el bien, me refiero al respeto a las personas.

    Sobre la envidia, bajo mi punto de vista sí es un instinto animal. Considero que los animales tienen un nivel de consciencia muy alto y sienten como nosotros...¿realmente crees que el simio sometido al simio dominante de la manada, que tiene para él todas las hembras, no tiene envidia del alfa?¿Crees que el mono que recibe un puñetazo y le quitan el plátano no envidia al más fuerte? Creo que por naturaleza se envidia lo que los demás tienen y nosotros no. Del mismo modo, las personas envidian, como los monos.

    Pienso que sí, algunas personas necesitan por naturaleza "conseguir machos o hembras". El modo en que lo he dicho denota un caracter posesivo, pero es que los celos (sentimiento más posesivo que este no existe) son naturales, y prueba de ello es que se dan en las parejas de todas las culturas, incluso de las más liberales sexualmente. Sobre el sexo, es cierto que el instinto sexual no está tan ligado a la reproducción como al placer, pero no es menos cierto que existe el deseo natural de tener hijos. Existen también factores culturales como el que aludes de que la plenitud de una mujer está en la maternidad o el "hay que dar vida o si no eres un egoista", que también la he oido. Pero aunque hay personas que por su naturaleza no tienen instinto paterno/materno, ni desean tener hijos, los hay que por naturaleza sí lo desean.

    O sea, yo no niego los factores culturales, lo que sí niego es que algunos aspectos (la envida, el deseo de tener hijos, etc) sean exclusivamente culturales, pues considero que tienen base biológica

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  12. Ante todo debo darte mi enhorabuena. Me he identificado MUCHÍSIMO con esta entrada porque yo misma, en muchas ocasiones, siento esa presión de que por el simple hecho de ser mujer tengo que responder como tal ante la sociedad. Esto que has escrito es realmente inspirador, te lo digo de verdad. Estoy estudiando Educación Social después de terminar la carrera de Trabajo Social y actualmente hablamos mucho de todo el tema del género y me planteo muchas preguntas, entre otras "¿Cómo va la sociedad a respetar a las mujeres si las primeras que no nos respetamos somos nosotras mismas? Hay que empezar por ahí, por nuestro autoestima, nuestra autoimagen, aprender a aceptarnos, sólo así aprenderemos a aceptar que todas las mujeres merecen ser respetadas no sólo por ser mujeres sino por el hecho de ser seres humanos.
    No obstante, la educación no sólo hay que llevarla a las mujeres, sino también a los hombres, a todos en general. Educar en valores, en el respeto a las personas por ser personas. Y romper barreras, no menospreciar los detalles que sólo atañen a las mujeres y convertirlos en chistes fáciles. Eso sí es importante.
    De nuevo enhorabuena. Muchísimas gracias por escribirlo.

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  13. Muchísimas gracias a ti, M, me alegro de que te haya gustado. Por supuesto, quiero dejar claro que este artículo no existe a los hombres de su responsabilidad en la perpetuación del machismo, y de la necesidad de que cambien sus comportamientos para que podamos alcanzar la igualdad. Eso es evidente. Pero algo menos evidente, es la actitud machista, la mayor parte de las veces inconsciente, de muchas mujeres, que acaban actuando como cómplices del machismo casi sin saberlo. TODOS tenemos que romper barreras, y necesitamos hombres feministas, que se atrevan a abandonar su cómoda posición de privilegio para luchar por fin la igualdad y la justicia. Sin ellos tampoco podremos conseguirlo.

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  14. Guau! Me has dejado sin palabras y mira que yo siempre tengo algo que decir. Gran argumentación y brillante redacción. De bloggera a bloggera, enhorabuena (sin acritud ni celos ; ) Solo añadiría una cosa. No es fácil salir del círculo vicioso en los que nos vemos arrastradas por la sociedad nada más nacer. A veces no es una cuestión de querer, sino de poder. Ir contra la corriente, contra todo lo aprendido durante años no es sencillo. Siempre nos sorprenden actitudes o pensamientos que no sabemos ni de dónde salen pero ahí están. Igualmente, pensar así y tenerlo claro conscientemente es el primer paso para dejar a un lado el inconsciente machista. Gracias por tu post. Enhorabuena otra vez.

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  15. Hola Iris, gracias por tu amabilidad. Tienes toda la razón, a veces yo también me sorprendo a mí misma con pensamientos y actitudes que no debería tener. Nuestra educación y nuestro bagaje sociocultural son losas difíciles de mover, pero hay que hacer el esfuerzo. ¡La intención (si es buena) es lo que cuenta al fin y al cabo :). ¡Un abrazo!

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  16. ¿Por qué no se fomenta más esta forma de pensar entre la gente? Si es lo más lógico y normal.
    Me parece increíble lo indolente que se muestra la mujer frente al machismo, hasta un punto de desensibilización por exposición prolongada desde el nacimiento. Pero, ojo, la mayoría de ellos son los mejores reflejos de esta indolencia y espejo del resentimiento contra la mujer.
    A veces, me parece increíble que seamos la mitad de la población. En la mayoría de los medios se nos trata como minoría étnica o algo así.
    En fin, que me ha encantado lo que he leído. Puedo decir orgullosa que es un buen redactado feminista. Como debería ser todo por desgracia.
    Un saludo.

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